Si, un fuera de línea. Sin bocinazo de advertencia o trapo en el mástil que lo indicara. Bueno, eso debió creer el eufórico regatista que encima de aquel barco, no llegó a ver ni oir otra cosa que el mar. Tampoco habló demasiado, concentrado como estaba en hilar viento, olas y fatiga. Aquella manga clavó un puesto inesperado en una clase poco común. Tiraron de él hasta el puerto, por imperativo categórico del Práctico y salvaguarda de la especie. No comentó nada. Más tarde, con sosiego se acercó al corcho donde alguien colocó el recuento de la jornada. No había número. Sólo tres letras. Repitió aquella salida y en algún momento encontró algo que no encajaba. Frente al barco del Comité, junto al boyarín, varias lanchas portando enseña semejante al de aquella marca de partida debieron confundir. Cuando sonó la segunda bocina la flota estaba perdida en plena ceñida. Si la hubieran oído tampoco había forma de enmendar el entuerto, sólo aguantar en cabeza para acabar leyendo en tierra que al final entró en medio... de ninguna parte. Habían salido con bandera india.
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