Cuando a los de
Sevilla nos
da por mirar al río, no es extraño encontrar alguna sorpresa. La anterior fue la
Nao Victoria, la siguiente ha sido la del Guerrero del Arco Iris, -
Rainbow Warrior- buque insignia de
Greenpeace, los de la
paz verde.
- ¿Que hace éste barco en
Sevilla?
- ¿Serán las obras del puerto? o el río ...
- !Algo deben reclamar¡
Sin duda. Nuestra atención, tras un cuarto de siglo navegando -batallando- para poner orden en medio de la nada. Nos acordamos de las ballenas, que son las que más abultan y también las más conocidas, y de aquellas imágenes
desesperadas. De chorros de agua lanzados a presión desde lo alto de un barco golpeando a los del arco iris. Ateridos sobre lanchas neumáticas
trataban de interponerse entre el arpón inhumano e irracional y alguno de los pocos cetáceos a punto de desaparecer en medio de la desidia. Parece que lo consiguieron. Entre otros seres vivos sin voz ni voto son algunos de los supervivientes de más de una batalla ganada por la tozuda perseverancia de este singular guerrero.
Merece la pena conmemorar alguna de esas gestas. En
Sevilla trataron de subirse a la Torre del Oro, por lo del cambio climático. Diez
acabaron en chirona, aunque a los del clima no hay quien los detenga. Será por falta de pistas. Claro que, aquello de las aguas internacionales o las jurisdiccionales que dicen pertenecer a alguna ínsula
barataria, parece algo ajeno o impropio de la vida terráquea. Desde ella nos preocupamos por lo más cercano; limpieza de las playas, banderas azules, chiringuitos. Bueno, también de otros asuntos como la política ecológica, la ética medioambiental, a veces de
biodiversidad, otras de
sostenibilidad, de energías verdes o renovables ... ¿Qué pasa cuando nos alejamos unos metros más allá de la arena, cuando nos
sumergimos o cuando dejamos atrás la línea de horizonte de la costa?
Alguien, hace ya algunos años, debió darse cuenta de la necesidad de hacer extensiva la cordura a la vida de la mar. De proteger especies o denunciar prácticas y políticas
antigénicas para el planeta y por tanto para los humanos que ajenos a esa realidad siguen poblando en mayoría la parte seca del planeta. La tierra -firme- decimos olvidando en demasiadas ocasiones que la mayor parte de su superficie es
azul, como el mar que nos rodea.