lunes, 24 de agosto de 2009

Pescar desde las alturas

La pesca de altura poco tiene que ver con aquella primitiva y sorprendente empleada en algún lugar del Pacífico cuya pericia consiste en hacerlo desde las alturas con ingenio volante y tela de araña. Aprovecho estas calendas para rememorar la historia que uno de esos días soñados para aquellas noche de verano que hacen de lo cotidiano algo especial. También para reafirmar que las buenas historias continúan siendo la materia prima que nutre alma y espíritu. Esta es una de ellas y en su momento se transformó en sortilegio en medio de la brisa de un mediterráneo inundado de estrellas. Contaba nuestro anfitrión el argumento de uno de esos documentales con que tratamos de ilustrar los preludios de la siesta.

Narraba la vida de unos indígenas que utilizaban la tela de una araña para pescar. Tras retirar a la inquilina con sumo cuidado, cogían una horquilla de madera a la que enrollaban la tela. Luego lo ataban a una rudimentaria cometa y con especial destreza paseaban la horquilla a ras de agua, haciéndola danzar sobre la superficie, a la vez que remaban con una piragua de las suyas. Pescaban en una laguna de agua salada y sólo sacaban agujas pequeñas cuyos finos dientes se quedaban enganchados en la tela de araña, sin anzuelos.

Alguna explicación razonable debía tener aquella forma de complicarse la vida para sacar un pez. Al parecer, los sedales que se emplean para pescar en las aguas cristalinas del Pacifico, a consecuencia de su peso, se hunden con facilidad. Por otra parte, los peces de esas regiones nadan muy cerca de la superficie del agua, y por tanto para mantener los cebos cerca de la misma, los nativos debían emplear algún artilugio que lo impidiera. Se valieron de las cometas. La técnica varía, pero en esencia es la misma: una cometa, se hace volar a una altura considerable desde la orilla de la playa o de una canoa. Atada a la cometa en la parte inferior, cuelga un hilo, distinto al que controla el vuelo, que desciende hasta la superficie del agua en cuyo extremo se encuentra el anzuelo. Este puede ser un gancho con un cebo o un lazo de unos ocho centímetros de tela de araña, que se enreda fácilmente en la mandíbula de los peces. Este tipo de cometas, no necesita cola, ya que el sedal hace de estabilizador.

2 comentarios:

VWarrior dijo...

Lo cierto es que que hambre debieron pasar estas criaturas para que alguno se le ocurriera el invento de tela de araña-cometa-cebo-pez.
Lo que demuestra es que el ingenio humano es increible y solo necesita una motivación adecuada.

La noche dio para más, pero la pesca de altura fue el acto central.

Anónimo dijo...

Es verdard que dió para más, aunque aún queda una parte de lo mmejor;, la historia del Pulpo con los dos finales, la del MaZinger Z al pecho comoseña de identida, y la de los siesteros. De momemto para compensar la trilogía, ahí os dejo una de un cura granaíno que mandan pa una parroquia de Sevilla. JL
http://www.youtube.com/watch?v=IQYPIP74ycY