martes, 9 de febrero de 2010

Copa América (Día 2)

He trasladado la pantalla al Wind. Si hay viento y condiciones de mar adecuados es posible que veamos algo parecido a una regata, en el caso de que decidan marcarse a lo largo de la ceñida. Si optan por jugársela en partes opuestas del campo el seguimiento dependerá de la pericia de los realizadores y la tecnología de que dispongan. La medida de diferencias se aplazará a la boya de barlovento y quizá a la llegada.
Si optan por marcarse para comparar sus posibilidades reales el duelo aumentará su interés por lo sencillo de seguirla. Pero la espectación puede quedar disipada de inmediato si las diferencias en velocidad son grandes. El equipo aventajado, en una irrealidad de viento estable, se la puede jugar a un par de viradas y sacar la máxima distancia en la primera boya. El menos rápido habrá de acelerar con la inteligencia de los estrategas, la pericia de la tripulación y el riesgo que sea capaz de asumir el armador del ingenio o quien quiera en que delegue y tenga arrestos para fracasar, porque al triunfo se apunta cualquiera. Luego quedará el rumbo de popa, hacia la línea de llegada, en el que a buen seguro ambos equipos reservan parte de lo desconocido. Más allá de los supuestos, el hecho es que la AC tiene mucho que ver en el agua, menos mal.
Lo del día y la hora de manual de emergencia del XIX, que el que redactó el DG o la "Escritura de Cesión" ya sabía que eso de ceder no es virtud ni constante humana.

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