Su nombre proviene de su escala de medida. Un ángulo de 60 grados; la sexta parte de un círculo completo. Aunque cada vez se emplea menos, una de las prácticas básica de nuestra formación consistió en realizar mediciones con un sextante. Desde una de las terrazas del edificio de la Facultad de Física enfilábamos el horizonte y desde ahí cazamos el sol para trasladarlo hasta la primera medida y comprobar la altura a partir del ángulo. Conociendo esta medida y la hora del día es posible determinar la latitud a la que se encuentra el observador. Lo cierto es que no basta con poseer el conocimiento técnico, las bases científicas de su funcionamiento y aplicación a la navegación. Además, hay que tener la pericia suficiente para manejarlo con soltura.
Para su aplicación práctica el enlace de la imagen es bastante claro.
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