lunes, 16 de marzo de 2009

Playa, brisa y Open

Todo empezó en la playa. Fue por el viento. La ausencia del preciado elemento y el ambiente cálido de una clara mañana de primavera llevó a regatistas y familia a pisar las renovadas playas de Benalmádena. Sobre ellas se improvisó el primer campeonato de voley de la temporada. El térmico arrancó más tarde, desde poniente. Fue la señal que marcó el apresurado preámbulo de la tercera prueba del Open. A ella se icorporaban nuevos regatistas para disfrutar de un día casi perfecto para la práctica de la vela. Mar plana, brisa constante, agua azul y transparente. Poco a poco, uno tras otro, los barcos comenzaron a deambular por lo que sería el campo de regatas. Al cabo, de la bocana surgió una lancha arrastrando las balizas que servirían de limite a los extremos del campo. Un trapecio para navegar dos veces en todos los rumbos, acabando en veloz través. Por primera vez se empleaba el nuevo recorrido olímpico acompañado de un mástil de señales desde la lancha del comité. Aquello prometía. Cuando al final se estableció la línea de salida comenzó el deambular de barcos por su límite, tomando referencia en tierra, midiendo los tiempos, tratando de encontrar alguna zona favorecida o trimando el aparejo para manejarse con más soltura. No había duda, el ambiente de presalida invitaba a disfrutar cada momento de aquella tarde. No sé de que manera pudo salir aquel Laser para disputar y casi ganar la prueba. En el último momento uno de los puentes de popa saltó de su anclaje. El cabo quedó sujeto bajo la regala de popa, debe ser una buena opción a incluir en próximas ediciones de algún manual sobre el Laser tal como indican los resultados. Así se demuestra también que la necesidad es la madre del ingenio, hasta en las peores situaciones. Más allá de resultados, parece claro que cada cita del Open es una muestra de la vitalidad de los que comparten la afición por este deporte. En el agua cambian las personas, la vida y la visión de las cosas. No podría ser de otra manera. La señal de salida es el comienzo de un juego de estrategia, de inteligencia, de cálculo y pericia que transcurre entre viradas, roles de viento, marcajes, derechos de paso, cruces imposibles y toda suerte de situaciones que sólo se viven en medio de la competición. El final da paso en tierra al encuentro con la memoria de una jornada, quizá irrepetible y que sin duda, forma parte de lo que todos algún día habíamos soñado fuera esta cosa del deporte de la vela.

2 comentarios:

Sergio dijo...

Tuvimos otra vez un gran día de navegación. Yo en particular estoy muy contento porque cada dia somos más y hay que seguir creciendo.
Para el próximo Open estoy pensando en hacer tres pruebas para recuperar las que no se pudieron hacer en el mes de febrero y dejar el tema de la comida por unas bolsas de pic-nic siempre que el viento nos lo permita. El objetivo es hacer 24 pruebas en el año.
Se admiten sugerencias.

JLR Mayoral dijo...

Sin duda fue una buena jornada. Con viento normal, (entre 8 y quizás 12 nudos de máximo) las mangas son muy llevaderas para todos. Por Catamarán, Laser, Snipe, y Europa podrían disputarse tres mangas sin problema. No sé como se comportarían los Optimist, quizá pudieran disputar la última manga cuando el resto de clases hubiera finalizado evitando tener demasiado tiempo en el agua a las clases más rápidas y permitiendo que los niños tuviean tiempo de descansar entre cada manga. Bueno es tan sólo una idea para aprovechar los mejores días. Sigo pensando que lo mejor del deporte es disfrutar de su parte positiva. También entiendo que ese tipo de jornada puede desesperar a navegantes experimentados y a aquellos que van mejor con viento fuerte. Claro que en ese caso, si ademas la mar no acompaña las cosas se complican. En ceñida te desfondas, en popa vas de equilibrista y el través con ducha incorporda. Frío, cansancio ... . Sin viento, calor y desidia.